Suicidio: Leer técnicas para evitarlo

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La depresión es una de las enfermedades mentales que más se repite en la población. Es uno de los trastornos psicológicos más peligrosos, ya que elriesgo de suicidio que conlleva es alto. Es tan fuerte la desesperanza que tiene el deprimido que no puede percibir un futuro mejor, una mejoría en cuanto a su estado de ánimo y en cuanto a su percepción de su propia valía personal. Estos pensamientos le pueden llevar a plantearse, en muchas ocasiones seriamente, la idea del suicidio. 


El suicidio en la depresión se puede utilizar con dos fines diferentes. Por una parte, el deprimido puede ver el suicidio como la única salida a su sufrimiento. Es una forma de escapar de todo, ya que piensa que todo el tiempo de vida que “le queda” va a ser un camino de desilusión y de pocas o nulas ganas de vivir. Además, suelen creer que eso sería lo mejor para su familia, ya que se ven como una fuerte carga. Por otra parte, cuando se ha producido una pérdida significativa, por ejemplo, la ruptura con una pareja, se suele utilizar el suicidio como una forma de llamar la atención. Siempre y cuando no se llegue a perpetuar.


¿Qué podemos hacer para evitar el suicidio en una persona que se ha planteado varias veces el quitarse la vida como una posibilidad para aliviar su sufrimiento? Existen una serie de estrategias y aquí te voy a plantear algunas.


Como primera estrategia, podemos instar al suicida a pensar cuáles son sus razones para seguir viviendo. Normalmente, la persona que está pensando en suicidarse sólo se acuerda de las posibles razones para quitarse la vida, pero no suele plantearse cuáles son las razones que tiene para vivir. Cuando una persona está deprimida sólo ve lo negativo de su vida, pero si hace un esfuerzo, seguro que encuentra una gran cantidad de cosas positivas en su vida que pueden hacer que recapacite. Por ejemplo, podemos pensar en el caso de un hombre que pierde a su mujer en un accidente de tráfico. Cae en una depresión muy profunda y piensa en el suicidio. Cuando busca sus razones para vivir, encuentra que son: “ver crecer a mi hija, escuchar la música de Queen, quedar con mis amigos para la cena de los viernes, y comer con mis padres, mi hermano, mi hija y mis sobrinos los domingos”.
La búsqueda de los aspectos positivos de la vida le hace ver a esta persona que, a pesar de su gran pérdida y sufrimiento, la vida merece seguir siendo vivida.


Una segunda estrategia es buscar las razones para no morir. Cuando una persona desea suicidarse es para escapar del dolor que no le deja vivir, pero no se plantea cuánto dolor provocaría su suicidio en sus seres queridos o incluso en sí misma. Podemos preguntarle al suicida (o preguntarnos a nosotros mismos si hemos tenido pensamientos de suicidio) cómo afectaría su muerte a los demás. Por ejemplo, le podemos plantear: “¿qué sentirá tu mujer si te suicidas?, ¿qué pensaría tu hijo de 7 años cuando le dijeran que te has matado?, ¿cómo afectaría en general a tu familia?” Podemos plantear otras preguntas que tienen que ver sólo con el suicida, por ejemplo: “¿quién te garantiza que no vas a sufrir o que realmente vas a morir, y no a quedarte parapléjico toda la vida si te tiras por la ventana?”.


También debemos eliminar la oportunidad de suicidarse, es decir, disminuir las posibilidades de que la persona lleve a cabo un intento de suicidio. La única forma de que una persona se suicide es estando sola y teniendo acceso al método de suicidio. Debemos manipular el ambiente en el que vive el/la suicida, de tal manera que se reduzca al mínimo la posibilidad de suicidarse. Para ello debe haber una persona o varias turnándose quevigilen al suicida constantemente. Por ejemplo, puede ser un familiar de máxima confianza. Este control debe mantenerse hasta que el estado de ánimo haya mejorado mucho, y la desesperanza con respecto al futuro ya no exista.


Por último, se debe intentar que el suicida realice actividades incompatibles con el suicidio. Lo que queremos es que disminuya los pensamientos, emociones y comportamientos que puedan llevar al suicidio a una persona. Para ello, podemos ayudar al suicida a hacer una lista de actividades de fácil realización que puedan servir como distracción y que le alejen de las circunstancias propicias para suicidarse. Por ejemplo, pueden ser actividades como ir a un bar a tomar café, llamar a un amigo por teléfono, ir de compras o hacer un deporte.


Estas técnicas son útiles para ayudar a una persona a dejar de lado la horrible, desafortunada e inútil idea de quitarse la vida para “dejar de sufrir”, pero no son una fórmula mágica. Hace falta una terapia psicológica inmediata. Por lo tanto, es necesario e imprescindible decirle a la persona con pensamientos de suicidio, o si tú mism@ los tienes, que busque rápidamente ayuda profesional. El suicidio no es, en ningún caso, una solución, ya que acabar con un problema es volver a disfrutar, y la muerte significa dejar de lado VOLUNTARIAMENTE la oportunidad que absolutamente TODOS tenemos de sentirnos bien.

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