jueves, 9 de agosto de 2012

De cartonero, estudio y fue médico cumplió su cirugía número 5 mil



ANTES DE ENTRAR COMO PASANTE EN EL HOSPITAL FUE CARTONERO, RECOLECTÓ FLORES EN LAS AFUERAS DE LA PLATA, CORTÓ EL CÉSPED DE LOS VECINOS Y COPIÓ A MANO LOS LIBROS QUE TENÍA QUE ESTUDIAR.





José  Birche es jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular del hospital San Juan de Dios de La Plata. A sus 52 años recordó a Infobae.com el arduo camino que lo llevó a realizar 5 mil intervenciones en el sistema de salud público: trabajó de cartonero para pagarse los estudios y copiaba a mano los libros de medicina

José Birche tiene 52 años y pasó la mitad de su vida en el hospital provincial San Juan de Dios, en La Plata. Es cardiólogo, jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular y un hombre que hizo de todo para hacer lo que ama: reparar corazones. Esta semana llegó a la cirugía número 5 mil de su carrera en el sistema de salud público, hito que lo convierte en uno de los médicos con más intervenciones realizadas en un hospital provincial.

“Es un orgullo encontrar profesionales así, tan dedicados a su trabajo, con amor por sus pacientes y su profesión”, afirmó el ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia, quien hizo un reconocimiento a la trayectoria del profesional. Y agregó: “En nuestra gestión prestamos atención a nuestros médicos y en este reconocimiento al doctor Como Birche está también mi reconocimiento para todos los que elegimos la medicina como una forma de vida, más allá de las dificultades en el camino”.

La historia de este cirujano no fue fácil desde que era un niño. Sin embargo hoy tiene las manos más solicitadas del hospital San Juan de Dios para las cirugías más riesgosas: desde patologías aórticas agudas hasta tumores del corazón.

Antes de entrar como pasante en el hospital fue cartonero, recolectó flores en las afueras de La Plata, cortó el césped de los vecinos y copió a mano los libros que tenía que estudiar.

Actualmente los números de Como Birche en relación a las cirugías cardiacas son apabullantes: 5 mil dirigidas por él mismo en el San Juan de Dios; 15 mil en total en toda su carrera; 250 cirugías centrales por año (a corazón abierto).

“La primera cirugía que vi fue una cirugía cardíaca. Tenía 19 años. No me impresionó, me fascinó”, recordó el cirujano.

También a esa edad José Como Birche encontró una mañana a su padre muerto en la cama. El corazón le había dejado de funcionar. El médico no supo qué le había pasado, pero los años de estudio y de ejercicio se lo dijeron más tarde: para seguir viviendo el corazón de su padre necesitaba un marcapasos que nunca le pusieron.

“Hoy viendo en retrospectiva creo que me dediqué a la cirugía cardiovascular porque la muerte de mi padrastro me marcó. Él tenía una enfermedad cardíaca no tratada”, contó Como Birche a Infobae.com.

Tras destacar el esfuerzo y sacrificio que realizaron tanto él como su madre, el especialista aseguró que “era muy joven, con muchas ganas y con una meta clara”, al tiempo que resaltó que “hoy volvería a hacer lo mismo”.

En toda su impresionante carrera como cirujano cardiovascular, Como Birche puso cientos y cientos de marcapasos, una de las intervenciones más sencillas, de esas que los cirujanos que recién empiezan hacen para ganar seguridad en el oficio de los corazones.

Hoy dice que esa ironía del destino fue la que lo llevó a elegir este oficio.

Hace ocho años que José Como Birche es jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular del hospital San Juan de Dios: el centro público que más operaciones cardiavosculares realiza en toda la Provincia, con un promedio anual de 500 intervenciones de alto riesgo. En este hospital provincial el 95% de las intervenciones son cardiacas, es decir centrales, del corazón o aorta ascendente.

De cartonero a cirujano

La carrera de medicina en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) le costó el triple que a sus compañeros por un simple hecho: era pobre. No importaron todas las piedras en el camino. Desde la primera cirugía cardíaca que presenció se sintió tan fascinado que no pudo dejar de hacerlo. Hoy va por la número 5 mil y se convirtió en el primer cirujano reconocido por ese mérito en el Ministerio de Salud provincial.

José Como Birche hizo tres veces el ingreso a la Facultad de Medicina de la UNLP. Eran épocas de dictadura en el país y sólo se daban 250 vacantes por año. José tenía un promedio de 9,70. Pero sólo logró entrar con la vuelta de la democracia.

Trabajaba en una fábrica desde los 15 años. Los nuevos horarios salteados de la carrera universitaria no le permitieron seguir con ese trabajo. Su padre había muerto. Su madre era una mujer pobre con otros cuatro hijos que criar en Villa Elisa, La Plata. José entendió que para recibirse debía sacrificarse. Y lo hizo.

“Cuando entré todo fue muy dificultoso porque no tenía recursos y entonces hacía lo que podía: copiaba libros que me prestaban en la biblioteca. Me copié a mano los cuatro tomos del Tratado de Anatomía Humana de L. Testut”, recordó con una sonrisa como de buenos tiempos. Los cuatro tomos son exactamente 4.339 páginas.

“Me tuve que adaptar a todas las circunstancias para poder seguir adelante”, explicó el cirujano que en los ratos libres de su vida de estudiante se dedicaba al cartoneo con un amigo. Para él, cartonear era una más de todas las changas que hacía para poder continuar con su carrera. El cirujano vendía cartones a una cartonera platense, recolectaba flores en los campos de floricultura en las afueras de La Plata, cortaba el césped en su barrio los domingos.

Fue entonces, en medio de todo ese esfuerzo, que el cirujano Como Birche llegó al hospital provincial San Juan de Dios. “Cuando ingresé fue un alivio porque ya tenía un sueldo y principalmente el apoyo de la gente. Todavía vivía con mi mamá. Me prestaban libros, estaba en un ambiente médico y la gente era macanuda conmigo”, dijo el cirujano que se quedó para siempre en el hospital y que define el servicio de cirugía cardiovascular como su casa.

Tanto tenía los pies sobre la tierra Como Birche, que hasta el día en que rendía su última materia fue solo porque temía que le vaya mal. “Cuando el docente me dijo ‘doctor lo felicito’ tomé conciencia de que ya era médico”, contó.

Para finalizar, el cardiólogo relacionó la vida que siempre llevó “entr
e gente muy humilde” con su decisión de desempeñarse en un hospital “para trabajar para esa gente”.

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