sábado, 10 de marzo de 2012

LO QUE EL GOBIERNO DEBERÍA SABER PARA CON LAS MUJERES EN LA MINERIA


La mujer en la minería – Marcela García
POR MARCELA GARCIA, PARAMEDICO PASCUA-LAMA





Hace 15 o 20 años atrás era impensado que una mujer se acercara a una faena minera, mucho menos que trabajara en ella.

Son varios los motivos que marginaron a la población femenina de esta actividad: Se creía que su presencia en las obras era sinónimo de mala suerte, además de que no se las consideraba para labores que requerían de mucho esfuerzo físico. Incluso, hasta 1993 el Código del Trabajo de Chile prohibía el trabajo de la mujer en las minas subterráneas. Luego de que este artículo del código quedara derogado en 1996, comenzó una paulatina inserción femenina en el mundo de la minería.

Según cifras entregadas por el INE el 2004, la participación de ellas en la actividad minera en Chile llegaba al 4,2% aproximadamente, cifra que concuerda con la entregada por Sernageomin ese mismo año. Según estas informaciones, en ese período 4.658 mujeres desarrollaban labores -tanto en empresas mandantes como contratistas-, lo que correspondía al 4,52% del total de la fuerza laboral del rubro.



En mayo de 2008 expertos de la Universidad de Chile analizaron el rol de la mujer en la industria, en el marco de la conferencia
“Las mujeres en la minería: Avances, perspectivas y proyecciones. En esa instancia se entregó un análisis de la situación actual y la participación del género femenino en dicha actividad.



Cifras más, cifras menos, lo cierto es que la inserción de la mujer en esta industria es mínima, pero en apertura constante. Así lo demuestra la encuesta Casen 2006 elaborada por Mideplan y cuyos resultados fueron entregados el 2007. Dichos resultados muestran que la participación femenina en el sector bordea las 7.000 personas, lo que se traduce a poco más del 5,6% del total de la fuerza laboral en esta área. Es decir, desde el 2004 hasta el 2007 ha aumentado en poco más de un punto porcentual la participación de la mujer en labores relacionadas a la minería.

Lentamente se han dejado atrás una serie de supersticiones y descalificaciones respecto del aporte de las mujeres en el rubro minero. Marcela García es paramédica en terreno del Proyecto Pascua-Lama. Viene de una familia minera, por lo que no ha sido difícil para ella insertarse en este campo laboral. Sin embargo, recuerda con nostalgia que cuando ella era pequeña y su padre trabajaba en la mina, era imposible acercarse a conocer el lugar: “Yo me crié en una faena, vivía con mi familia y nosotras nunca pudimos ir a visitarlo porque la mujer era mala suerte y ahora, hace unos pocos años atrás, ya se está abriendo; una vez al año uno sube a la mina y la conoce por dentro, algo que era impensado hace diez años atrás”.

Marcela lleva cinco años desempeñando sus labores en Pascua-Lama. Trabaja por turnos, con hombres y bajo un clima adverso. Es por esta labor que toda su familia se siente orgullosa de lo que hace: “Mi hijo se siente súper orgulloso de mi trabajo, siempre me lo ha dicho, mi pareja también –y agrega- yo a él lo conocí en esta “pega” entonces para él nunca fue un problema. Al comienzo fue difícil, los dos primeros años, pero a estas alturas ya es parte de nuestra vida.”

Gracias a que tiene en su sangre la tradición minera, nos comenta que no le fue difícil adaptarse al sistema: “Para mí no fue algo desconocido ni traumático tener que llegar a estar tantos días arriba y dejar de estar en mi casa. Para mí la adaptación fue sumamente fácil por el hecho de tener el antecedente familiar”.

Además de la ya mencionada modificación del Código del Trabajo en 1996, la inclusión de alta tecnología en los procesos mineros ha hecho menos necesario el uso de la fuerza física en diversas labores propias de la actividad, lo que también ha ayudado a la inserción femenina en la actividad.

Con el paso del tiempo, Marcela ha visto cómo se han ido insertando más mujeres al proyecto: “Cuando yo llegué a Pascua-Lama éramos dos, la meteoróloga que había hecho patria meses antes que yo y luego llegue yo. El resto eran puros hombres y así fuimos aumentando. Empezamos dos mujeres y ahora hay, por lo menos, entre 10 a 15 mujeres por turno. Por la parte de salud y seguridad mi contraturno también es mujer, María Teresa; la meteoróloga; en geología también hay una muestrera, que va al cerro a sacar muestras con su turno, que es súper aguerrida, Patricia Gaona; entre otras que se desempeñan en distintas labores”.

En Barrick les han abierto las puertas a las mujeres en un 100% tanto en Chile como en todas sus operaciones en Sudamérica y el mundo. Ha sido un proceso lento, ya que – tal como señala Marcela –si bien es cierto que los hombres están acostumbrados a trabajar con personal femenino, les ha sido difícil acostumbrarse a la presencia de mujeres en faena: “A lo mejor al comienzo no hubo rechazo, pero sí, por ambas partes, como que nos ha costado un poquito acostumbrarnos, pero a estas alturas ya somos una familia”.

Si bien es cierto no podemos hablar de una masiva contratación de mujeres en el sector, hay que mencionar que el aumento es significativo, del orden de un 30%, según las últimas cifras que se tienen (2007). Cabe destacar que, de los puestos laborales que ocupan ellas en la industria minera, un 61,4% lo hace en oficinas, el 33,4% se desenvuelve en gerencias de empresas y sólo un 2,3% desarrolla trabajos operacionales; tales como conductoras de vehículos y operadoras de equipos pesados.

Claramente aún falta mucho por hacer para lograr una real inserción de la mano de obra femenina en las faenas dedicadas a la extracción minera, es una labor con la cual debemos comprometernos todos quienes estamos ligados a esta actividad.

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