sábado, 30 de abril de 2011

La Rioja escondida sigue sorprendiendo

Las Bateas en Chepes


  
Entre medios de las piedras se encuentra uno de los puestos más sorprendentes por su ubicación y paisaje. DataRioja continúa con la búsqueda de lugares y comunidades desconocidas para la mayoría de los riojanos e incluso de gran parte de las autoridades provinciales.
Ubicada al sur de Chepes cabecera del departamento Rosario Vera Peñaloza a unos 20 km pasando por Chepes Viejo, camino a Villa Casana se encuentra el puesto de Las Bateas – San Nicolás, habitado por un grupo de familias que viven al pie de la montaña. Sus casas se unen al camino trazado por huellas y pedruscos, que hacen de fondo de algún dormitorio o contención de una de las partes del baño.
 
Las Bateas han comenzado a hacerse visibles con mayor facilidad desde que surgieron algunas construcciones que desentonan con lo natural. La intervención de gobierno de turno construyo allí viviendas de PVC y eso claramente desnaturalizó parte del entorno, el paisaje y las casas más viejas realizadas con material de la zona.
 
El camino para los habitantes es el mismo que conduce el andar de las majadas de cabritos. El paisaje y rostro de la zona solo responde claramente al capricho del dibujo que trazaron los desprendimientos de grande piedras. De este modo el camino serpentea los obstáculos y tanto las personas, los animales y sus viviendas aparecen camufladas en medio de las rocas.
 
Las casas no tienen un orden de construcción, las piedras son las que determinan los espacios y en función de ellos sus habitantes definen la ubicación del dormitorio, la cocina y que rincón le permitirá instalar el baño. En ese marco cada uno se las ingenia para además encontrar espacios para la gruta de una virgen, los rincones para resguardar las gallinas y el corral de los cabritos.
 
Entre las curiosidades de La Batea se puede apreciar que un dormitorio, por ejemplo, tiene de fondo la parte más alisada de una gran piedra, la cocina tiene al fondo una piedra y al costado la otra, mientras el baños se deja ver entre el vértice que deja dos piedras encontradas.
 
Diego Fernández 65 años vive allí está casado hace 35 años con Hermosinda y viven con su hijo de 30, que se encuentra sin trabajo. El lugar destila una gran tranquilidad y Fernández se dedica a cuidar sus animales que son el sustento de su pequeña familia. Asegura que tiene pocos animales porque el lugar es bastante encerrado para criar, además la falta de agua es uno de los grandes inconveniente y debe bombear desde una vertiente para el suministro diario.
 
En relación al avión rompetormentas, Fernández sostuvo que lo ha visto en varias oportunidades. En este sentido expresó sentir gran impotencia: “no podemos hacer nada y vemos el daño que le hizo a esta zona. Pero desde que nos pusimos firmes y realizamos cortes y reuniones dejaron de aparecer. Y, ahora llueve”, agregó. También se lamentó por sentirse y estar aislado de muchos de los servicios públicos. “Nunca nos visitaron los de salud, la comunicación es un gran problema, si nos enfermamos debemos esperar hasta que se pueda uno trasladar a Chepes”.
 
Texto e imágenes: Luis Lobos