domingo, 23 de marzo de 2008

Felices Pascuas para los lectores













Huevos, conejos, gallinas de chocolate... Suele ser lo más esperado por los chicos en esta fecha. Pero... ¿qué celebramos el domingo de Pascua?

La Pascua es la conmemoración del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Se prepara con los cuarenta días del tiempo liturgico denominado Cuaresma y se celebra siguiendo los pasos de Jesús hacia su Resurrección. En domingo de Ramos se recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén; el Jueves Santo se recuerda la última cena con los apóstoles, donde instituyó la Eucaristía y el Viernes, su pasión y muerte en la cruz.

Luego llega el Sábado, en el que se espera la resurección que se celebra en la noche, en la Vigilia Pascual y durante el Domingo de Pascua. Este es el día más importante para los católicos ya que con este misterio de fe, adquiere sentido esta religión. Si Cristo ha resucitado, también los que creen el Él han de resucitar hacia una Vida Nueva, la vida de la Gracia.

Cuando los cristianos celebran la resurrección de Cristo, celebran también su propia liberación. Celebran la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección está la clave de la esperanza cristiana: "Si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿quién contra nosotros?", profesarán.

La costumbre de los huevos de pascua tiene un origen cristiano y simboliza a Cristo: así como el huevo oculta una vida que brotará, la tumba de Jesús también oculta su futura resurrección.

Algunos acostumbran celebrar la Resurrección escondiendo huevos de pascua para que los chicos los encuentren, diciendo que fue el Conejo de Pascua el que los dejó. La búsqueda de los huevos simboliza la búsqueda de Cristo desaparecido del sepucro y el encontrarlos es encontrar la gracia de Dios.

El origen de la costumbre de regalar huevos decorados viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.

Cuando Jesús ascendió al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos.

Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como decorar los huevos o hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua.

La leyenda del conejo de Pascua se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad. Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania.

También, el anhelado conejo de Pascua es un símbolo cristiano de la Resurrección. Su uso se remonta a antiguos predicadores del norte europeo que veían en la liebre un símbolo de la Ascensión de Jesús y de cómo debe vivir el cristiano: las fuertes patas traseras de la liebre le permiten ir siempre hacia arriba con facilidad, mientras que sus débiles patas delanteras le dificultan el descenso.

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